Dos veces te miré; la primera me pareció verte, la segunda me reconocí”.
Deli.
En tu cama se oyen risas de niña y gritos de auxilio. Hay monstruos a los que a veces invitas a dormir encima, porque son suaves y cálidos como la cicatriz de la infancia. Puedes abrazarlos por la noche y contárles las historias de fantasmas de tu día adulto. Son como el amigo imaginario que se escondió tras nuestra sombra. Algunos se parecen a mí cuando me enfado, son terriblemente adorables. En tu cama hay algo que detiene el tiempo, que nos borra las canas, que nos cree fuertes y valientes, que nos corona de ganas. Ojalá que nunca nos alcance la mañana cuando estamos en tu cama. Laura Giménez del Toro (@laura_poetrasta).
La premisa para mañana el “la última gota”.
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