Parece que su novela y El cadáver de la sala de vistas tienen una conexión invisible. Cuando alguno de nosotros comienza la lectura de la novela del otro, la nuestra nos reclama atención de alguna manera. Todos estos días he estado bastante liada con la presentación y el viaje a Sevilla para el Libro Fórum pero sólo tenía algo en mi mente, tengo que hacer la reseña de la novela de Andrés. Podía haber encontrado dos minutos para escribir algo, claro que sí. Pero me había prometido algo a mí misma, quería regresar al origen, a tomarme las cosas con más calma, cuidar los detalles y dedicarle todo el tiempo que sea necesario hasta que me sienta conforme con lo que voy a lanzar al mundo. Creo que no hay mejor publicación con la que hacer eso.
Ficha técnica:
Sinopsis: Pau Puig y Eva Navarro disfrutan de una vida casi perfecta: son un matrimonio muy bien avenido, se quieren con locura, tienen un hijo precioso, Sergi, y forman una familia que podría ser la envidia de todos.
¿Cómo reaccionas cuando tu idílica vida se desmorona como un castillo de naipes? ¿Por qué ha desaparecido tu mujer? ¿La han secuestrado o ha desaparecido voluntariamente? Y lo que Pau Puig se pregunta ¿por qué?
No cometas el error de creer que conoces a alguien.
Nº de páginas: 284.
Disponible en Amazon: en ebook y tapa blanda.
Valoración personal:
La sinopsis me parece adecuada. Tanto por extensión como por el contenido. Creo que la mayoría de los autores coincidimos en que es lo más complicado de hacer. Al más puro estilo de una reseña: el arte de decir sin destripar el contenido.
La portada (trabajo de Roma
García) simboliza bastante bien el argumento, al igual que el título.
Su estructura es un punto a su favor. Los capítulos son cortos, intercalando presente y distintas voces, lo que le da una gran agilidad a la lectura. Algo que también creo que se ve potenciado por un cambio en el estilo narrativo, o al menos, esa sensación me ha dado. Frases más cortas y directas.
¿Cuánto me ha durado? Quizás a algunos os sorprenda esta pregunta, pero creo que no hay mejor indicador de lo adictiva que puede ser una novela (de extensión media): robarle minutos al día para avanzar en la lectura o encontrar mil cosas más interesantes que hacer que sentarte a seguir leyendo… En este caso, me duró tres tardes. Sobre todo la última estuve con el corazón en un puño. Cada autor tiene sus pequeños vicios y el de Andrés es ir dejando un reguero de cadáveres (Ni que hubiese visto Juego de tronos). Temía por la vida de más de uno. Pero si mis miedos se materializaron o no, me lo guardo para mí, por aquello de no daros más pistas de las necesarias.
Mi personaje favorito, en esta ocasión, no ha recaído sobre los principales. Destacaría la figura del detective motorista con cuentas pendientes con el karma.
Autoconclusiva, lo cual siempre es de agradecer dada mi memoria selectiva de pez (Sí, puedo acordarme del jersey que llevaba un determinado día, allá por el 1997, pero no de los detalles de una novela de aquí a un mes). Por ello, no disfrutaría de la segunda parte por faltaba la mitad de la información respecto a la primera.
Siguiendo la trayectoria de sus anteriores novelas, se encuentra ambientada en Barcelona. Dando detalles precisos respecto a las calles y sus edificios, algo que me llama la atención al ser contrario a mi tendencia como escritora. Supongo que esa es la belleza de cualquier manera de expresarse. En la variedad está el gusto, como se suele decir.
A falta de leerme la novela “maldita”, La perfecta desconocida es la que más me ha gustado.
Atenta a la cuestión de los anglicismos, lo cuales suman o restan puntos, como ya os he comentado en alguna ocasión. Esta vez, no he advertido ninguno. Por tanto, creo que la nota que se merece es un 10.
Por aquí te dejo la reseña de la anterior por si quieres echarle un vistacillo.
Reseña: Recuerda que me mataste.
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