Un día en Horrorlandia (Pesadillas) de R. L. Stine.
Año: 1995.
Tapa Blanda.
Estado Bueno.
Precio: 4€
La familia Morris se pierde cuando trata de encontrar el parque temático de Zoo Gardens,pero no importa. encuentran otro parque de atracciones. Se llama Horrorlandia, donde no hay multitudes, ni colas. Y se puede entrar gratis. Parece un bonito lugar. Pero eso es antes de que empiece el alucinante viaje en Tobogán Maldito y la aterradora experiencia en la casa de los Espejos. Porque hay algo extraño en las atracciones de Horrorlandia. Algo demasiado escalofriante demasiado real.
Los últimos días de Pompeya de E.G. Bulwer-Lytton.
Tapa rídiga
Año: 1985.
Idioma: Español.
Estado: Bueno
Precio: 4€
La Sonámbuela en la Ciudad-Laberinto de Joan Manuel Gisbert.
Año: 1995
Tapa Blanda
El Barbo de Vapor. – A partir de los 12 años.
Estado: Nuevo
Precio: 4€
La Sonámbula cabalga por la estepa. Por fin, desmonta a las puertas de una ciudad, donde la recibe un hombre que dice llamarse el Peregrino. Tras cruzar la muralla de la Ciudad-Laberinto, la Sonámbula conoce Mohar, a Marbelán y a las tres sacerdotisas del Dios Sin Nombre. Las tres historias que le cuentan tan extraña personajes la ayudarán a desentrañar el porqué de su propio y enigmática situación.
Juego de adultos de Manuel L. Alonso.
Editorial El Barco de vapor. A partir de 12 años.
Año: 1999
Estado Bueno
Precio: 4€
“Cuando queráis hacer otra apuesta no tenéis más que decirlo. Me ancanta ganar dinero así de fácil” había dicho Ramñon, y gonzalo le brindó una idea sin más. Una prueba de supervivencia. Tres días por sus propios medios, sin pedir ayuda ni a sus padres ni a nadie. Solo, en la gran ciudad ¿De acuerdo?
La maleta de Ignacio “karaoke” de Daniel Sánchez Arévalo.
El barco de vapor – A partir 12 años.
Tapa: Blanda.
Año: 1999.
Estado: Bueno.
Precio: 4€.
A esa hora del día no había nadie en el parque. Bueno, si, estábamos nosotros. Eran las cuatro en punto de una calurosa tarde de verano. Éramos seis, aunque si quieres que sea exacto, te diré que éramos cinco y medio. Jugábamos al baloncesto. Y una cosa más: encontramos una maleta. Ahí empezó todo.
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