Sinopsis: Tengo cuarenta y cuatro años aunque estoy convencido de que tengo cuarenta y siete porque he decidido que a esa edad iniciaré una nueva vida.
Así empieza Último verano de juventud. Jorge, el protagonista, entra en crisis personal y profesional. Han pasado quince años desde que aquel muchacho llegara a Madrid con una maleta y muchos silencios. Se ha convertido en un periodista famoso que ha llegado a lo más alto de su profesión. Pero nada le hace feliz y echa de menos al joven libre que fue. Este libro es un relato de su vida en tiempo real. Las miserias y las glorias en un repaso sincero de un pasado desconocido. A caballo entre la ficción y su propia vida, Jorge Javier Vázquez habla de las luces y sombras del éxito desproporcionado que marcó su llegada a la televisión, de la euforia y el dolor y de cómo impactó todo ello en su familia y en él mismo.
Una novela repleta de morbo y de autenticidad, tan descarnada y brutal como tremendamente divertida, donde el protagonista muestra su verdadera cara: esa que queda a diario detrás de los focos. Sin duda una obra que sorprenderá a los lectores y dará mucho que hablar.
Valoración personal:
El azar, sistema utilizado para la elección de algunas de mis lecturas, quiso sorprenderme con la nueva novela en digital. Desconocía que la tenía, lo cual tampoco es de extrañar ya que dispongo de 600 aproximadamente en ebook y otras tantas en físico, entendéis por tanto el motivo de mi sofisticado método de selección ¿no?
No voy a negar que la prejuzgue nada más descubrir al autor, y aumentó cuando busqué por internet la sinopsis. Autobiografía de Jorge Javier Vázquez ¿me interesa la vida de este hombre? Pues simplemente, no. Pero tengo que admitir que la devoré en menos de una semana. No sabría explicar el motivo por el cual me tiraba hasta la una de la madrugada leyendo, básicamente por que lo desconozco. Es una lectura ágil, donde se muestra el lado oscuro de la fama, a una persona que puede permitirse un viaje a las Mauricio pero que está bastante acomplejada, es insegura, egocéntrica, con una falsa estabilidad sentimental, que atravesó una época autodestructiva (debo reconocer la valentía de contarla abiertamente). En definitiva ante sus repeticiones de “soy feliz”, sin saber muy bien si era un intento de auto convencimiento, como lectora respondía “¿Seguro?”
En cuanto a la narración, es muy Jorge de lo poco que he podido verle en televisión. Empezaba depurada y acaba soltando demasiados tacos. Parecía más una conversación en un bar entre amigos que un libro, sobre todo por estar algo desectructurada, ya que va dando saltos en el tiempo. Además incluye fragmentos de la vida de su pareja narrados por el propio Fermín que descolocan enormemente. En la primera intervención no tenía muy claro que me estaba contando, relata hechos pero sin explicación de los motivos, por ejemplo: el padre entra en prisión por una mujer ¿la violó? Nunca se sabe ya que no dice nada más, y así con otra cuestiones. Diferente es el último fragmento incluido, casi al final de la novela, me pareció bastante bonito y tierno.
Otro punto negativo son los anglicismos. Hace pocos días declaré abiertamente en mi perfil de Instagram la guerra a dichas palabras y a su uso desmedido en los últimos tiempos.
Pues bien, aunque solo he detectado tres (look, cool y sponsor) este es el resultado de mi análisis sobre las mismas.
- Look (según el diccionario panhispánico): voz inglesa que se usa ocasionalmente en español con el sentido de “imagen o aspecto de las personas o, menos frecuentemente, de las cosas. Es un anglicismo innecesario, que debe sustituirse por las voces españolas imagen o aspecto.
- Sponsor (según la RAE) Patrocinador. Esta palabra también es de origen latina.
- Cool: guay, chulo y bonito (no aparece contemplada por la RAE)
Admito que look está demasiado arraigada en nuestra cultura, de hecho de los pocos anglicismo que utilizo (o al menos eso creo) es una de ellas.
La nota final va a ser un 5 sobre 10.
Iba a ser un 7 por sorprenderme con engancharme a seguir leyendo, pero tenía pensado bajarla a 6 por el vocabulario mal sonante. Entiendo que en un diálogo se puedan utilizar palabras como “coño” para darle realismo, por el contrario no me gusta leerlo durante las exposición del narrador. A lo que hay que unirle otro punto menos por los anglicismos.
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