Mucho me temo que no voy a poder concluir antes de Nochevieja “Las horas distantes”, es extenso y diciembre es un mes de comidas, cenas y preparativos que nos ocupan mucho tiempo. Así que con la satisfacción de haber cumplido con mi propósito de un libro por mes, siendo el que me ocupa ahora mismo el gracia; procedo a exponer las posiciones que le he dado a cada uno.
Las tres heridas de Paloma Sánchez.
Porque es un libro que te llega al alma, a veces triste, a veces bonito, a veces tierno, a veces inesperadamente “sobrenatural” (esos toques me encantan). Una lectura recomendada para acercarnos a parte de la historia de este país que no deberíamos olvidar, pero si superar.
Volavérunt de Antonio Larreta.
No voy a extenderme mucho, ya que hice una reseña sobre él. Lo pongo el segundo porque me sorprendió y me fascinó a partes iguales. He dudado mucho si darle el primer puesto, pero al final ha ganado la sensación de ternura que te deja “Las tres heridas”.
La saga “El cementerio de los libros olvidados” .
La primera parte de la saga me la leí el año anterior, pero quiero tratarlos todos como un bloque. Les cogí mucho cariño a los Sempere, de hecho me dio pena, despedirme de los protagonistas y cerrar la historias de sus vidas, al menos de momento. Me ha encantado como el autor ha ido uniendo los personajes a lo largo de los libros, las “bombas” que ha ido soltando en cada uno de ellos, el segundo con ese ambigüedad entre lo sobrenatural o la simple locura, el humor y la labia a raudales de Fermín Romero de Torres… Pero se queda con la medalla de bronce porque la distribución de los libros me parece descompensada, “El prisionero del cielo” apenas tiene argumento o historia propia, parece la introducción a ” El laberinto de los espititus”, el cual es extenso de más, lo que hace que a veces se me antojase lento.
La princesa de Hielo (Crímenes de Fjallbacka 1).
Me gustó jugar a adivinar que oscuros secretos guardan las familias de este pueblo de Suecia, Acerté uno de tres. Aunque era muy, muy gordo, fallé el realmente importante, el/la asesino/a. Una lectura ligera que entretiene, estoy totalmente dispuesta a seguir con las novelas policiacas de Camila Lackberg, sino me equivoco son 10 y han dado lugar a una serie de 5 capítulos llamada “Los Crimenes de Fjallbacka”, por si alguien quiere ver la adaptación a televisión.
El Sol bajo la seda de Eric Marcha.
El resumen de este libro es “lo bueno si breve, dos veces bueno” La primera mitad genial, dinámico, las aventuras de un cirujano en la Edad Media, era interesante. Pero hay un momento crucial en la historia que, una vez anunciado, no es desvelado completamente hasta que no se avanza un 20% más en sus 600 página (haced las cuentas) y en adelante es darle vueltas a lo mismo, cual telenovela de medio día.
Crónicas de la Torre I (El valle de los lobos) de Laura Gallego García.
Aunque es un libro destinado a adolescentes, me lo leí en menos de una semana, supongo que la Ely de instituto sigue en mi, y a veces me apetecen lecturas sencillas, sin personajes con una carga emocial grande y tragedias que pesen sobre sus hombros, como en este caso; un poco de magia y unos elfos, y yo feliz. En 2020 tengo que encotrar un hueco para seguir la historia.
Los hechiceros del Tajo de Gerad de Villiers.
Epoca de la guerra fría, un libro de espías, que explica un poco como vivió Portugal todos aquellos años. Se deja leer, pero una vez concluido te deja indiferente.
El secuestro de Miss Blandis de James Hadley Chase.
Obra que le encubró a su autor en 1939, esta ambientada, en lo propio de la época, gangters con el gorro echado sobre los ojos, yendo de tipos duros con su “oye nena” y una violencia desmesurada. No entra dentro de mis gustos y me ví un poco obligada a leerlo por mis las largas esperas en los aeropuertos durante mi viaje a Venecia.
Crónica Sentimental en Rojo de Francisco Gónzalez Ledesma.
El argumento podría ser bueno y el giro argumental del final está bien, pero en general el libro no avanza, se pasa las hojas y las hojas pensando en sexo, con un lenguaje ordinario, soez y vulgar constante. El protagonista me recuerda al inspector Colombo, un tipo peculiar, que siempre anda por ahí dando vueltas cual gorrión, intentando robarte el pan, haciéndose incluso pesado, pero oye que da en el clavo.
Las peras del olmo de Octavio Paz.
Básicamente lo que no se puede esperar de este libro. No entendí nada de nada, no estaba en verano para ensayos sobre autores que no conozco, pero de verdad que lo intenté y me lo leí enterito, menos mal que no era muy largo.
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